miércoles, 4 de junio de 2014



La ética y la educación.


¿Qué es la ética?

Dos son las formas más comunes como suele verse la ética. . Vista  como una escala de valores que es siempre formativa y normativa. Y  como una rama de la filosofía que estudia la moral de los hombres.

La primera es resultado de una visión vulgar que busca instaurar una visión “ética” como la única válida y mejor. Este tipo de ética puede definirse también como “ética formativa”, la cual pretende enseñarnos cuál debe ser el comportamiento moral correcto del hombre en relación con otros hombres.  La otra forma de concebir la Ética es  la que, funcionando como cuestionamiento filosófico aborda la moral en términos  antropológicos y culturales, lo más exenta  posible de prejuicios axiológicos. A esta  simplemente la denominamos “Ética”

Ética y moral

La razón por la cual calificamos a esta segunda forma de ver la ética, como simplemente Ética , es porque partimos del principio que lo que hemos denominado como “ética formativa” no es más que una moral como cualquier otra. Esto responde al hecho de que la filosofía sobrepasa la opinión vulgar (costumbres, ideas, visiones de mundo) de la cual proviene, precisamente para superarla estudiándola. En este sentido se nos hace fácil ver ahora la diferencia entre Ética y Moral: La ética estudia la moral, y toda moral tiene la pretensión de ser una ética universal, o a lo sumo, de ser “La Moral”, o sea, la moral verdadera, la mejor y la más buena.

Ética profesional

Toda ética profesional es una ética formativa. De acuerdo  a lo antes mencionado los códigos de ética para las profesiones deberían más bien denominarse códigos de moral profesional.

Educación y ética

Pocos profesionales tienen la responsabilidad que pesa sobre los hombros de quienes se responsabilizan de la enseñanza de otros. Los maestros no construyen edificios, ni arreglan carreteras o maquinarias, tampoco labran las praderas ni guían a un rebaño de ovejas. Ellos tienen el cuidado de lo más preciado: los seres humanos.

Para que el educador pueda responder al llamado de combatir los males sociales desde la escuela es necesario que ellos curen sus propias heridas. La liberación de concepciones arcaicas, racistas e intolerantes habrá de comenzar desde quien educa para que de esa menara pueda trasmitirlo a los educandos.


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