Las
relaciones laborales de hoy día en México van decayendo, sobre todo entre el empleador y el empleado. Es la explotación
laboral un lugar común en este país, donde el salario mínimo (de $67.29 pesos
diarios en una jornada de 8 horas) es una burla comparado con la cantidad de
trabajo que el mexicano es obligado a cumplir, ya sea por necesidad o por sus
mismas condiciones laborales. Todo ello genera que las relaciones
empleador-empleado se vean mermadas mucho más que las de empleado-empleado,
aunque es claro que en muchas ocasiones el trabajador nunca conoce directamente
al empleador en cuestión (si es una persona física) o siquiera a sus jefes Más
aún hay una tendencia a no generar ningún contacto directo con el empleado de
parte del empleador, ya que de lo contrario se podría entablar una relación de
amistad y sería más complicado el despido.
Los empleadores en la actualidad
ya no ven siquiera en sus trabajadores a personas, más bien miran en ellos a
máquinas generadoras de riqueza, y que cuando ellos lo decidan podrán
deshacerse de ellos. Ahora es mucho más fácil llevar a cabo dichos despidos: En
un artículo de la jornada fechado el domingo 3 de abril de 2011 p. 17, (http://www.jornada.unam.mx/2011/04/03/politica/017n1pol) La
periodista Ariane Díaz y el corresponsal David Carrizales entrevistaron al
abogado laborista Óscar Alzaga Sánchez. Él abogado habló del impacto de la reforma laboral, y de como esta propuesta daña seriamente a los trabajadores mexicanos. Alzaga afirmó “…que la propuesta
atenta contra la estabilidad en el empleo…” y que además
“[Los] trabajadores sin planta pierden casi todos sus derechos. Con esta reforma se sustituyen contratos de planta por eventuales para que los trabajadores no acumulen antigüedad”
Así el outsourcing se ha convertido en el as
bajo la manga de empresas de todos los tamaños y de todos los tipos para
prevenir los derechos que conlleva la antigüedad. Un caso entre muchos es el
del Iteso (Universidad de estudios superiores de occidente), donde los
trabajadores (profesores) son —de alguna manera y utilizando
palabras menos escandalizantes— despedidos cada semestre para no generar
antigüedad, y son re-contratados al siguiente. Sólo unos pocos son parte de la
planta de trabajadores.
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Esta es
sólo una de tantas maneras de ver como las relaciones laborales desaparecen y
la acumulación de riqueza de un pequeño grupo aparece, menospreciando y
maltratando de manera autoritaria y sin escrúpulos a los trabajadores. Sin duda
alguna este tema da para mucho más, las condiciones en las que surge son
complejas y no es suficiente con una descripción resumida para entenderla.
Haría falta una investigación más profunda, una que nos haga llegar hasta las
personas que implantan estos sistemas en beneficio de sus intereses.
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